Los Hijos del Olvido III: Poemas de la Ciudad sin Alma
Cuando la ciudad pierde el alma, los hijos del olvido emergen de las sombras para recordarnos que todavía hay fuego bajo las ruinas. Leopoldo nos regala un poemario crudo y desgarrador, donde cada verso es un lamento hecho ceniza, un grito de dolor y verdad que busca abrir los ojos de quienes prefieren mirar hacia otro lado.
Las calles están llenas de hombres y mujeres que nunca tuvieron un lugar al que llamar hogar. La ciudad los rechaza, pero ellos siguen ahí, luchando contra el destino marcado por el color de su piel o el idioma que hablan. Los inmigrantes trazan mapas de supervivencia en aceras hostiles, mientras las prostitutas siguen soñando con libertad y los presos dibujan futuros que nunca llegan.
Esta obra es una oda a los perdidos, a los que no tienen nombre ni futuro, a los que siguen luchando aunque el mundo los haya condenado. Poesía sucia, brutal y sin concesiones, para los que todavía pueden sentir el pulso de una ciudad moribunda.