Underwood

Alcoholizado y consumiendo heroína tras una separación.
Abrazo una opción vital: Escribiré en la calle con mi Underwood y viviré de lo que buenamente quieran darme mis lectores.
Así pues, me lancé a la calle. Escribiría en mi capilla (banco urbano). Me limpio del «caballo» y dejo de beber.
Todo un collage de personajes que pasarían ante mí: Fernando —el drogadicto alcohólico—, Omid —el simpapeles—, Leti —la amiga de Ahmad—, Pirri —el portero de Gólope—, Seila —nmigrante amiga... Y de lugares mágicos como la Cuesta de Moyano, el
Refugio, la FNAC... 

Libre de toda obligación laboral, fantaseo: Soy fotógrafo de guerra, mantengo relaciones con una inmigrante...
Además, recibo la visita de mis primos Vicky y Kikón.
Los inmigrantes «Ryski» —saltadores de valla—, la Unión Nacional de Escritores y el colectivo LGTB tienen cabida en estas páginas.
Encuentros como Acampa, de inmigrantes.
Y reconozco para concluir cuáles han sido mis influencias literarias: Ante todos, Leopoldo María Panero, también la promoción poética de los cincuenta. Los clásicos, tanto en narrativa como en poesía.
Es una creación que tiene mucho de biografía.

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