Manuel Murgia 30, 4.º G. Allí me esperaba Francisco, con sus setenta y cinco años y su cojera, a las 16:30 horas. Hice un acompañamiento con Cáritas.
Desde el primer momento se quejó mi usuario del tacón de su zapato, que le molestaba, pues no guardaba la línea recta del pie, causándole daños irreparables. “Los tendré que regalar”, concluyó. Y fue al cuarto de baño a limpiarse el dibujo a boli que había hecho en su mano y que demostraba el porqué de su mal aerodinámico y psicosomático.
Francisco es ingeniero y gran lector. Fuimos a una biblioteca pública a leer la prensa.
Y durante ese trayecto me fue hablando del Antiguo Testamento. Coincidimos ambos en su valor literario.
Anduvimos hora y media con dos descansos. En el primero de los cuales me invitó a un café y a un cruasán. Intenté pagar, pero me lo impidió.
Ya a la vuelta, se disculpó por andar tan despacio. Si bien yo era el que retrasaba la marcha debido a mi deambular tórpido. ECT.
Nos contamos nuestra vida: Kiko: Periodista, Minusválido, Divorciado, Viajero, Implicación con el colectivo árabe, gran lector en bibliotecas públicas // Francisco: Físico jubilado, lector asiduo del Antiguo Testamento, cojo y con la estafa de un zapato cuyo tacón transgrede todas las leyes de la continuidad del tacón.
Quise quedar para otro día, pero me dijo que de momento no podía porque estaba muy ocupada.
leopoldo
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