“Pienso luego, coño”.
Eres un enfermo, no haces, sino pensar en lo mismo todo el rato.
"Sí, pero tenía veinticinco años —o eso decía para darme morbo, y en todo caso Eva no pasaba de los treinta. Era panameña y dominaba su coño hirsuto con los movimientos más dinámicos. Pretendía que me corriese en su interior. Pero no lo logró porque leopoldo está programado -aun con condón, claro, para eyacular fuera de la cueva divina. Con masturbación y felaciones.
Y trato de aparcar el sexo.
María Lorena Luxora me está editando tres libros a la vez. Pero yo ya estaba enamorado de ella antes. No digo porque me gustan tanto sus labios, porque quedaría como un ordinario. Pero ella es muy lista y trabajadora. Eso (y sus labios carnosos) es lo que más me entusiasma.
“¿Has estado escribiendo toda la noche? Te recuerdo que en media hora viene a buscarte Mohamed para ir a la mezquita”, dijo la Luxora.
“Sí, bombón. Y sabes que hoy celebramos nuestra llegada a Uarzazate hace diez años.
Hicham me traerá hachís mientras estoy en la mezquita. Atiéndele, porfi. Y esta noche cenaremos “gadam” marroquí. Y también festejaremos lo de puta madre que va nuestra editorial laboral. Estamos forrados”.
Y ENAMORADOS
También festejaremos que hace ya quince años que no tenemos noticias de tu puto cáncer, del cual los facultativos ya te han dado por recuperada.
leopoldo
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