Ayer enfermé de lo psicosomático. Me fumé cinco cigarros y cinco porros. Pero… María necesitaba la contraseña de Amazon para subir mis libros. Y el juego de letras y números no aparecía. Acudí, cómo no, a la buena de Cris, pero no me contestó, porque tiene a su suegra malita.
Busqué la puta contraseña entre mis caóticos papeles. Aparecieron otras, pero no la tal. Claro, me tomé dos Zyprexas 10 en vez de una para dormir: tengo permiso del doctor Bahamonde para ello cuando esté rayado.
Son las cinco de la mañana y escribo.
Es la terrible condena del mundo actual, cosificado, cercenado y limitado a los códigos más absurdos. Si no tienes contraseña, no eres persona. No tienes derechos. No existes.
leopoldo
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